Estoy feliz de haberte conocido.
A pesar de nuestros
intercambios
de opiniones, que en su momento fueron algo bruscos,
cuando la madurez de ambos se fue acercando, algo dispar por
cierto, empezamos a comprender uno al otro.
cierto, empezamos a comprender uno al otro.
No me quedó nada por decir, nada por reprochar, eso ya lo
hablamos, nada pendiente, ni cuentas por saldar.
hablamos, nada pendiente, ni cuentas por saldar.
Me diste lo que podías, lo que llevabas, tu ADN y hasta el gesto al hablar.
Te di lo que me enseñaste, pero siempre queda ese sabor a
que
faltó un poquito más.
faltó un poquito más.
Hoy me despido de vos sin dolor, te digo ve a reencontrarte
con
aquellos que te esperan en los cielos.
¡Adiós amigo loco! ¡Loco
de cariño! ¡Loco de ocurrente!
¡Loco lindo! ¡Adiós papá!
3 comentarios:
Bellísima despedida, Karina. Un padre siempre nos deja algo más, muchísimo más que la herencia genética. Un fuerte abrazo.
Que triste es decir adiós a los seres queridos que inician ese vuelo eterno.
Mis condolencias Karina y un cariñosos abrazo que te acompañe en estos momentos de tristeza y de adioses.
Muy hermoso tu pequeño relato que me imagino a quien va dirigido.
Yo ya hace mucho que pasé por ello, por eso, te comprendo.
En una contestación de mi blog te puse mi correo electrónico, por si necesitas que hablemos mas intimamente.
Un besito karina
Publicar un comentario