Tuvo que partir antes de lo imaginado.
Su vuelo fue especial.
Qué pena, no pudo enseñarme a volar.
Mis alas quedaron cortas y tiesas.
Mi mente reducida a las caídas.
Mi razón al filo de las emociones.
Qué pena por ella que se fue temprano…
…Y que pena por mí que no aprendí a volar de su mano.
Publicado originalmente el 10 de Mayo en el Blog "Trazando Caminos"
1 comentarios:
Recibe mi cariño y este abrazo.
Publicar un comentario