Esta oscuro, no sé cuándo comenzó la noche,
tampoco tengo noción del tiempo que ha transcurrido.
Solo puedo esperar a que amanezca con una horrible sensación
de que eso no pasará.
Mientras avanzo en tal oscuridad voy chocando con mis miedos.
Me asusta, me paraliza, ya estoy andando a ciegas.
Voy despacio, apenas si puedo moverme con tremenda dificultad.
Y en ese instante donde casi piso en falso y creo desplomarme,
allí donde ya no soportaba, donde ya no encuentro nada,
siento un susurro como brisa fresca y claridad al mirar,
siento aliviar mis males y mis penas, siento paz.
Veo una mano que se extiende y me pide ir a jugar.
Mientras me mira me sonríe y me dice que el juego
no termina aun…Y me dice mamá.
Para mi Lucia.