No puedo dejar de escribir en estas horas.
Ya se acerca, ha llegado mi partida y no te niegas.
He golpeado demasiadas veces a tu puerta
y no me escuchas.
Solo puedo pasar por debajo este papel inocuo
y estas líneas que terminaran en la hoguera.
Se han desgarrado las yemas de mis dedos
abrazándose a tu puerta; con mil lagrimas
he pintado la madera; de rodillas te he
implorado que me veas.
Hoy me voy sin prisa, esperando me detengas.
Con un nudo en la garganta mi dignidad
casi se quiebra.
Pero sé que estas del otro lado y no seguiré
esperando a que la dejes abierta.
Ya no golpeo más, mis puños se han callado.
Hoy me voy para no volver jamás.
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Fotografía de Wilhelm Leisten |
Publicado originalmente el 31 de marzo en el Blog "Trazando Caminos"
1 comentarios:
Dramática despedida ante una puerta oxidada de olvido. Saludos.
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